
El álbum In Rainbows de Radiohead ha marcado un antes y un después en la historia de la distribución de música, y no sólo por su calidad.
En el 2007, el grupo decidió iniciar la comercialización del disco bajo un novedoso esquema. Lo colgaron de Internet para que cualquiera que quisiera se lo descargara, abonando la voluntad. Mucha gente prefirió bajarse el disco gratis, pero quien más y quien menos acabó pagando algo por la descarga.
El modelo de negocio fue todo un éxito. Los miembros del grupo comprobaron con sorpresa que, bajo ese esquema de pago voluntario, In Rainbows había logrado una de recaudación millonaria. De hecho, obtuvieron mucho más dinero en línea que entre todos los demás álbumes anteriores publicados en digital. El negocio resultaba aún más ventajoso desde el momento en que no tenían que repartir el pastel con discográficas, tiendas ni distribuidores.
Cuando las descargas empezaron a disminuir, cesaron en la distribución mediante pago voluntario, y llegaron a un acuerdo con su discográfica habitual, EMI, para que iniciara la comercialización del disco en soporte físico. De nuevo, fue un negocio redondo. Muchos de los usuarios que se habían bajado el álbum en formato digital y que habían pagado por él, además querían atesorar una copia en disco del mismo. Toda una lección para la industria.
Este verano ese mismo disco de Radiohead vuelve a ser noticia, como muestra de la tozudez y de las tortuosas tácticas de la industria de la música. Centenares de usuarios de redes de intercambio de archivos (P2P) que estaban compartiendo el álbum In Rainbows de Radiohead, han recibido cartas de la RIAA y de la IFPI (asociaciones que representan a las discográficas, estadounidense la primera e internacional la segunda), amenazándoles con tomar medidas legales si continúan compartiendo el álbum en la red.
De hecho, junto con artistas de otros grupos como Travis, Blur, Marillion o Pink Floyd, y músicos de renombre como Annie Lennox o Robbie Williams, forman parte de Featured Artist Coalition (FAC). Es un grupo de presión creado para conseguir que los artistas tengan mayor poder de decisión sobre su propia obra, y que además reciban mayor porcentaje sobre los beneficios procedentes de las nuevas formas de explotación. También están a favor de la difusión de música en las redes P2P. De hecho, hace un par de meses, declararon en un juicio contra la RIAA y a favor de un joven internauta que intercambiaba archivos del grupo.
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