
El año pasado tres empresas europeas buscaron el amparo de la Unión Europea. Alegaban que Google castiga a la competencia tanto por las condiciones que impone a sus clientes en sus contratos publicitarios como en el emplazamientos de resultados, pagados o gratuitos, de su buscador. El martes llegó la respuesta del Ejecutivo comunitario: abrir una investigación para comprobar la veracidad de las denuncias. Los algoritmos que emplea Google para elaborar su lista de resultados cuando un internauta hace una petición de búsqueda están bajo sospecha. La UE se tomará su tiempo para despejar o fundamentar la incógnita.
Uno de los puntos centrales de la investigación es indagar si Google altera los algoritmos que administran la ubicación de los enlaces en la primera página del buscador.
William Echikson, responsable de comunicación para el sur de Europa de Google, rechaza de plano mostrar los algoritmos, su secreto mejor guardado, a la Comisión. "¿Cómo se los vamos a mostrar? Sería como si plantearan la nacionalización de Google. Y esta no es la cuestión. La Comisión ni lo ha planteado porque este es un caso de competencia y no de transparencia".
Echikson recuerda que el Ejecutivo comunitario no ha encontrado que sean dominantes. "Lo que somos es importantes, en el sentido de nuestro volumen de negocio. Respecto a la publicidad, tenemos menos del 3% del mercado global (dentro y fuera de la Red)".
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